No. 7, 1976

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Eduardo Escobar, uno de los cofundadores del movimiento nadaísta junto a Gonzalo Arango, escribió en 1976 para GACETA, a propósito de la muerte de su amigo en un accidente automovilístico, este texto en el que viaja por las contradicciones y recovecos del movimiento —y la persona— que revolvió la escala de valores de la sociedad colombiana. No llegar fue también el cumplimiento de un destino.